lunes, 28 de mayo de 2012

MIS RELATOS

Estos pequeños relatos, experiencia de mi vida,
deseo que sean mi mejor regalo, en espera de que algún día
su lectura sea válida para vosotros.
EL HOMBRE DE LA MALETA 
     Las ráfagas de luz pasaban a  través  de aquél  rosetón  de   cristales   multicolores  de  la  estación  del  tren;  mas  que    estación parecía  un  apeadero por el  poco  movimiento de  gente y por la mueca de despistados que reflejaban  en sus  rostros.
   
            Sentado en un rincón, alejado de la gente,  había un viajero con aspecto triste, parecía ausente a todo lo que no fuera el hecho del mirar su maleta que había colocado a la vista, con el equipaje de los demás viajeros.

       Eran  muchos años en compañía de su  maleta, casi  una vida…., recordaba lo pesada y grande que la sintió cuando por primera vez decidió viajar con ella, le era útil, le hubiese gustado viajar más ligero, sin equipaje, para poderse mover con más soltura, pero su trabajo le obligaba a ello; llevaba un muestrario bastante amplio y no podía desprenderse de ella. Siguió pensando en sus correrías y viajes, de placer unos, de reuniones otros, y de trabajo muchos. Recordó el tiempo que le llevó hacerse a aquél oficio de viajante; él tenía grandes planes en su cabeza, pero ninguno de que pasaría toda la vida de viaje, al lado de una maleta.

       Los primeros años no aceptaba el tenerla por compañía, se dedicó a ignorarla, a llenarla y vaciarla, a veces a darle grandes manotazos cuando los negocios no iban bien. Le hubiese gustado que en vez de maleta, fuese alguien con vida, para poderse desahogar en sus desalientos y desilusiones. ¿Era la maleta la causante de sus problemas; o era la manera de llevar su vida? Recordó aquél día, cuando estaba tan disgustado con él mismo, que decidió dejarla. Para aliviar sus penas, pasó al bar de la esquina, tan aturdido estaba con las copas de vino, que al salir se equivocó de puerta, y al dirigirse de nuevo a la estación para recoger la maleta, no sabía dónde estaba y dijo: ”mejor así”, de momento no le importaba mucho. ¡Al fin solo, viajaré más ligero, tendré ocasión de encontrar otros lugares y otras cosas diferentes…, la vida sigue!

       Pero estaba equivocado, se había acostumbrado a ella y no sabía estar. Paseaba distraído, no se acostumbraba a otra vida ni a otro empleo, por primera vez echó de menos su maleta. ¡Era su maleta…! y cuando descubrió esto se puso a caminar, con paso ligero recorrió las estaciones y los bares frecuentados… Después de mucho caminar, allí a lo lejos, abandonada en un rincón del vagón del tren, la encontró llena de polvo. Era suya de siempre, la miró y cogiéndola con cuidado pensó: “que tonto he sido, ¿dónde iría yo sin mi maleta…?”.

       Siguió su viaje, su gran viaje, a medida que pasaba el tiempo notaba que cada vez le pesaba menos, la levantaba y la manejaba con una agilidad increíble, no la golpeaba como antes, ahora llevaba el peso alegremente porque era él quien había decidido hacerse cargo de ella.

       Continuó así algún tiempo, hasta aquella tarde cuando pensativo, se puso a mirarla…, ¡La verdad!, no era muy bonita, era de líneas pasadas de moda, alta, rectangular y sin ruedas, pero de buena piel. Era curioso…, siempre le había acompañado, pero nunca se había fijado en ella, el conjunto no era muy bonito, pero tenía algo en sus cerraduras y en su acabado que le gustó. Se dijo a sí mismo: Es curioso mi manera de obrar; primero la usé, después la ignoré, la perdí  y la busqué y ahora que la he encontrado ¿qué haré con ella?, puedo seguir usándola sabiendo que es mi maleta; puedo mirarla y guardarla como recuerdo; o puedo identificarme con ella y disfrutar llevándola conmigo, como si fuese mi compañera de camino…

       Salió de su ensimismamiento, se levantó, y cogió la maleta de tal manera que los reflejos del sol de media tarde, al recortar su silueta, hicieron que ya no fueran dos la figura dibujada en la sombra: era la de “El hombre de la maleta”.
              “Todos caminamos en la vida con  más  o  menos equipaje,  lo  que importa es identificarnos  con  él”. 

LIGERO DE EQUIPAJE. 2ª Parte del Hombre de la Maleta


Aceptar y asumir las situaciones difíciles de la vida e identificarse  con ellas, es mejor, que  llevarlas como una carga.

    Habían pasado unos cuatro años desde aquel día que tomo la gran decisión, fue duro, pero mereció la pena.
    Como aquella tarde en la estación del tren, la escena se volvía  a repetir sólo  que con diferentes matices. “No pasaban ráfagas de sol por los ventanales”, la sirena estrepitosa de una ambulancia rompía el silencio de la tarde,  el correr por unos interminables pasillos para llegar aquella sala donde una luz tenue   iluminaba la estancia dejándola más bien en penumbra.
    A penas se distinguían las siluetas de las personas que allí se encontraban, las cuales se movían  silenciosas, susurrando entre ellas, con movimientos lentos. A medida que te hacías a la penumbra se observaba en sus rostros la tristeza y el dolor, mientras sus miradas permanecían fijas en el altavoz de la sala, de donde esperaban recibir información.
    Allí al final de la sala junto al pasillo  estaba él esta vez no miraba la maleta, era una mirada perdida en el vacío, sus  pies se movían nerviosos y su imaginación le llevaba por sitios y situaciones pasadas, haciendo un recorrido de toda su vida y de todas las situaciones de espera vividas.
    Todo empezó en aquel pueblo,  ante la pequeña Ermita,  testigo de sus encuentros y citas, en la misma que se casaron. luego le seguirían, el resto de acontecimientos vividos juntos…, la mayoría de ellos precedidos de grandes esperas. Miró a su alrededor y recordó…, las esperas en los nacimientos de los hijos, después la de los nietos, donde el llanto del niño transformaba el dolor de la espera en alegría.
    Con la velocidad de un rayo se sucedían unas imágenes, tras otras, lugares y situaciones vividas,  en  un torbellino de ideas  alocadas, para luego  volver al silencio; aquel silencio que le quemaba por dentro. 
    Su cuerpo y su mente estaban distorsionados, aquello no le estaba pasando a él, esa no era su película. Después del día tan maravilloso que habían pasado juntos en la playa, y luego en el parque…,  no podía terminar así.
    La espera se alargaba, sus hijos no llegaban y el altavoz seguía en silencio. Las personas que se encontraban allí trataban de darle ánimos, pero él no oía sus palabras, sólo apreciaba el movimiento de sus labios.
    Al fin el altavoz sonó, oyó su nombre y pasó a otra sala…. Allí dentro el vacío, y de nuevo, un silencio que llevaba a otro silencio… silencio  entre los dos…. y gritos dentro del corazón, lamentos…, miedos…, disculpas…, soledades y de nuevo silencio…
    Surgieron las primeras preguntas ¿porqué ahora, precisamente ahora, que nuestras vidas habían empezado a serenarse y  a vivir en armonía? A esta y otras preguntas más, el tiempo les daría la contestación.
    Lo real de la situación es que la vida seguía para él y la única maleta que le quedaba, era su propia vida, ya no valía jugar a cerrar y abrir la maleta, ahora tendría que aligerar su propio peso, y  cambiar su contenido.
“Para el viaje final tenia  que ir Ligero de Equipaje”.
Paso mucho tiempo hasta retomar todo aquello y asimilar todo lo que aprendió  después de aquel suceso.
Aligerar el peso, cambiar de vida, se dice muy pronto. Lo difícil es saber como hacerlo. Mas que cambiar yo tenía que seguir, y así lo hice, me acogí al cariño de mi familia y trate de tirar para delante, pero aquél silencio seguía dentro de mi…, y lo percibía en el ambiente de los míos, cuando nos reuníamos.
 Seguíamos haciendo celebraciones con los niños, todo aparentemente igual, pero ese silencio que como sombras se cernía sobre todos, creando un ambiente mohoso, dolía, y se pegaba  por dentro como un traje húmedo en la piel.
Era una lucha de sentimientos contenidos ante la necesidad de gritar… gritar, por ese amor herido, mal interpretado, escondido en nuestro interior con un prudente silencio.
Ahora tenía que dar un paso más, ya no existía ningún muro de contención, que me impidiera  hablar abiertamente en las reuniones con mis hijos, y en vez de liberarme, me encerré, en un nuevo silencio. ”Su ausencia pesaba en mí, más que su presencia.”
Durante un tiempo trate de hacer cosas como escribir, cosas agradables, acudir a cursos, reuniones, viajes, etc., cuando me fije en mi manera de actuar, ví que de nuevo estaba cargando mi vida de cosa que aligeraban y entretenían mi tiempo, pero no me liberaban por dentro.
Entonces empecé a analizar mis posturas, en el fondo era cobarde y tenia miedo de enfrentarme a mi nueva situación, comprendí como se puede ser valiente ante el débil, pero que distinto era serlo frente a tu propia dificultad. Y fui descubriendo que no era la vida del otro lo que me molestaba, no era su peso lo que me agobiaba, sino mis necesidades y mis carencias, y entonces asumí mis errores de no saber valorar posturas diferentes de las mías.
 Si de verdad quería cambiar y aligerar el peso, tenía que soltar el lastre de mis miedos, desechar fantasmas pasados, y romper silencios.
No es fácil desprenderse de las cosas materiales que traían recuerdos de toda la vida, pero es más difícil desprenderse de vivencias, y costumbres.
Esto me ha llevado mucho tiempo y muchas reflexiones, pero mientras la vida siga tengo que afrontar sus retos. Todas las etapas son difíciles, pero no insuperables, y aunque se sea mayor, la responsabilidad de decir si o no ante cualquier dificultad, siempre es un acto personal.
  Sé que ante  mi nueva etapa  existe la dificultad de enfrentarme a mi propio deterioro, y esto quiero hacerlo en paz, sin ningún fantasma del pasado dentro.
  “El pasado va contigo y en el presente de cada día está nuestro futuro”. Me he apropiado de esta frase y el tenerla presente todos los días es lo que me anima a seguir. Con este lema procurare cada día, soltar resentimientos, y llenar el equipaje de perdones y amor. Y mi norma será:
DECIR LO QUE SIENTO Y HACER LO QUE PIENSO.
El  hombre de la maleta  fue para mí un reto, para aceptar y retomar mi vida. Espero que Ligero de equipaje sea un caminar sin pesos del pasado y ligero de incomprensiones y lleno de amor.
La vida me sigue enseñando. De niña me enseñó  a crecer, de mayor a conservar, y espero que ahora me ayude a decrecer. Y el Señor  que es mi ayuda y camina a mi lado sea la puerta de entrada al final.
Hice lo que supe hacer, me esforcé al máximo, con la seguridad de que aquel que nos dio la vida, no nos juzgará sólo por nuestros comportamiento, sino por la grandeza de nuestro corazón.
Hoy los reflejos de la luz  del sol iluminan el abeto que se alza  enfrente de mi ventana, le  observo  lozano y altivo, mientras los pájaros revolotean a su alrededor, anunciado la primavera. Mi mirada dirigida a su copa se eleva hasta el cielo, y siento como un suspiro y un anhelo brota de mi corazón,  reflejo de amor sincero hacia Dios, hacia la vida y hacia mi FAMILIA.   

Para todos vosotros en recuerdo de nuestro caminar.

Asumir errores y pedir perdón, nos hace crecer y sentirnos felices.

viernes, 25 de mayo de 2012

A TRAVÉS DE LA VENTANA

VIVIR  ES  RECORDAR.
Que tu vida sea una ventana  abierta  al recuerdo.

    Cuando los primeros rayos de sol asoman en el firmamento, atravesando  la celosía de la ventana como saetas chispeantes. Los colores se multiplican y distorsionan,  creando un clima mágico de luz y color.
    En este primer contacto con el nuevo día, mi corazón late agradecido, contemplando este milagro de la naturaleza en el que Dios saluda a todas sus criaturas.
    En este instante, pienso…: ¿Todos los que se asomen verán estas maravillas a través de la ventana?,   ¿Lo verán así? o tal vez las prisas y los trabajos diarios y sus problemas no les deje tiempo para contemplar estas maravillas que diariamente nos regala la naturaleza.
     Es cierto que cuando apartamos la vista del cielo, la vida es dura, y son muchas las ventanas por las que nos tenemos que  asomar a lo largo de nuestra vida. Si nos fijamos…, constantemente estamos abriendo y cerrando ventanas. Desde que nacemos, de nuestra infancia pasamos a la pubertad, luego a la juventud; a la madurez y por último a la vejez.
    Existen ventanas exteriores e interiores; de sentimientos; de ilusiones; de anhelos y de alegrías.
    En nuestro crecimiento personal, hay valores que debemos escoger; objetivos que debemos alcanzar; metas que aspiramos conseguir y en todo ello juegan un papel muy importante nuestros sentimientos, creándonos a su vez momentos difíciles. En todas estas situaciones, las ventanas están ahí, a nuestra disposición, sólo nosotros podemos decidir si abrirlas o cerrarlas.
 
     En nuestra infancia nos asomamos por la ventana de la inocencia, por eso es en la edad en la que más miramos al cielo, lo miramos y nos refugiamos en él como lo más grande para nosotros, a esta edad nuestro cielo es todo un mundo, lo más grande e  inalcanzable. Si le preguntas a un niño como es de grande su cariño, te responde: ¡hasta el cielo!.
      Los héroes infantiles se sitúan lo más cerca del cielo posible, cerca de los aviones: Spiderman, los astronautas, las naves espaciales, las hadas…
    Algo parecido ocurre en la  pubertad, soñamos con nuestro príncipe azul bajado del cielo y nuestros primeros amores y primeras ilusiones las elevamos a ese cielo intocable lleno de felicidad anhelante.
    ¡Que pena que esto dure tan poco!, Conforme  vamos creciendo, bajamos de la nube, perdemos la costumbre de mirar al cielo, tenemos que poner los pies en el suelo y ser realistas. Poco a poco nos vamos cortando las alas, hay que mirar por otra ventana, la del dinero y el bienestar, entonces nos volvemos previsores, sensatos y a veces hasta egoístas.
    La vida no es de color de rosa y el firmamento no aporta mucho. Poco a poco vamos abriendo y cerrando ventanas y llegando a la madurez. A estas alturas, ya habremos conseguido algunos logros con un trabajo medio decente, con hipotecas pendientes, pero con algunas recompensas: un piso, un coche, el apartamento, algunos viajes, los hijos que van creciendo…, pero las ciudades crecen desmesuradamente y nosotros con ellas y con los ruidos, los humos y la contaminación, poco a poco nos vamos cargando la naturaleza. Entonces, ¿quién va a mirar al cielo si la polución no te deja verlo?.
    Es en esta edad madura  cuando  el  tiempo pasa deprisa, más de lo que queremos y cuando casi todo está conseguido,  tenemos el problema de los hijos, unos hijos que vienen empujando, son nuestro mayor logro, a los que queremos pero no comprendemos, y nos cuesta hacernos entender por ellos. Sus valores, su manera de pensar y su comportamiento son completamente distintos. Esto nos hace mirar atrás, ver las ventanas que hemos abierto y es entonces cuando sentimos ganas de cerrar ventanas y volver a mirar al cielo…, hemos llegado a la vejez.
    En esta etapa, abrimos de nuevo la ventana al cielo, unas veces porque pensamos que ya son pocas las cosas que quedan por hacer, otras porque no se duerme bien y merece la pena levantarse a ver amanecer, a ratos para ver si cambia el tiempo temiendo a los síntomas del reuma, o bien recordando a un familiar querido o por mil cosas más, pero la razón más importante es la de admirar esos amaneceres llenos de recuerdos y de sueños realizados, y de otros que escaparon de nuestras manos sin realizar.
    Con el nuevo día renace una nueva esperanza de “un cielo y una tierra nueva”. Porque en el fondo del corazón, algo nos dice que habrá un día, en alguna parte del Universo, una ventana abierta con un  trocito de cielo muy particular: será la recompensa de tantos años de desvelos, afanes, y luchas, en busca de la felicidad. Ese día recordaremos aquel rayo de luz, aquel paisaje mágico que un día a través de la celosía  nos hizo soñar.
        
        Cuando abres una ventana,
        algo nuevo llega a tu vida,
        el paisaje que ves,
        el aroma que percibes,
        el sol que te ilumina,
        las estrellas que te inspiran.
        Siempre recibirás más que si mantienes la ventana  cerrada.


ABRE TU CORAZON Y VERÁS COSAS MAYORES.

LA CAJA DE LOS RECUERDOS


En la calle de enfrente de mi casa hay una Residencia de ancianos y desde mi ventana se divisan los ventanales del edificio.
          Todas las noches a la misma hora los ventanales van apagando su luz, y todo el edificio se sumerge en la sombra, excepto   una ventana que recibe la luz  de una farola de la calle, y con su resplandor se divisa la silueta  de una anciana  de unos ochenta años  que semi-tumbada  en la cama se pasa gran parte de la noche en vela.
         Ella dice que se le ha ido el sueño y le gusta pensar, esto fue lo que me contó, cuando una mañana nos cruzamos en la calle y yo le revele mi secreto de observación y fue ella la que con su simpatía y relatos cortos me dijo que su nombre era María y medio permiso para seguir observando y escribir esta pequeña historia.

MARIA
        Una noche mas,  se extienden las sombras y bajo los reflejos de la farola se divisa la silueta de María. Esta vez esta de pie ante una mesita, sobre la que apenas se distingue un pequeño paquete, lo toma y se acerca a la ventana ¡ahora se ve claro! es una caja con un lazo, debe de ser algunos dulces  regalo de algún nieto que la vienen a visitar.
        La sujeta y lentamente va desatando el lazo, y mira en su interior  ¿Que ve? ¡No son dulces! Si no recuerdos del pasado, de otra caja  de cartón  también con un lazo.
        La caja de los tesoros mas preciados de su infancia y así mentalmente, sus dedos palpan, cada uno de sus recuerdos,  aquel trozo de cinta de aquella carioca hecha por su padre, donde todos los domingos jugaban en la plaza. Aquel naipe descolorido recuerdo de las veladas pasadas en casa de los vecinos frente  la chimenea  asando castañas, Y aquel mechón de pelo de aquella amiga que tuvo una muerte tan trágica.
        Y así va repasando desde su mente uno a uno los recuerdos de su lejana infancia, concentrada en los recuerdos de  aquella caja.
        Quien no a tenido  en su infancia la famosa caja de los recuerdos o el rincón secreto donde se guardaban los objetos mas extraños.
        En aquellos tiempos otro sitio  apropiado solía ser entre las paginas de un libro, donde  pasado el tiempo al hojear el libro, te sorprendía encontrar el pétalo de una flor, un mechón de pelo, una hoja, y cien mil cosas mas, todo ello tenia un significado, eran jirones de sus  vidas que quedaban atrapados y el afán era dejar huellas que recordaran el pasado.
        El tiempo que es imparable iba dejando atrás su infancia, las exigencias y estados de ánimo cambiaban, y entonces  ella acudía presurosa,  a su caja de cartón con su lazo rosa a desempolvar aquellos recuerdos y volver a revivir situaciones y sitios que le costaba dejar para seguir caminando hacia lo desconocido.
        Que disgusto se llevo cuando volvió del colegio y sus padres se habían mudado  de casa  y aquella caja con sus tesoros y sus recuerdos  de infancia ya no estaban, lloro y  sintió una sensación  extraña era como un vacío  como si su mejor amiga la abandonará 
        Y así va   evocando los  recuerdos del pasado, ya que en esta edad se recuerda mejor lo que le pasó entonces que lo que le ocurre a diario
        Suspira y lentamente vuelve a dejar la caja en la mesa. Pero su mente sigue cabalgando entre el pasado y el presente y aunque a pasado mucho tiempo de aquello la tendencia de ir guardando recuerdos permanece en ella.
         Ahora “la caja de los recuerdos es su mente,” y esta  no la cambiara por nada, por eso aprovechaba la ausencia del sueño, para  disfrutar el mayor tiempo de esta caja, inspiradora de sueños e ilusiones donde dejando correr su  imaginación, podía cambiar sitios y situaciones y con ella viajar a grandes ciudades, recorrer espacios, escribir historias, y revivir experiencias de sitios y tiempos, donde los sentimientos y emociones le hacen reír y llorar según la ilusión de su sueño
        Es  un regalo maravilloso la caja con  mas  sorpresas  que estamos dotados los  humanos, la que tiene mas recursos la que nos orienta y dirige la que nos avisa del peligro,  y  nos saca de el.
        Por mucho que escribiera sobre esto nunca seria capaz de describirlo ya que los grandes estudiosos de este tema consideran un enigma el cerebro humano.
 Pero ella tenia experiencia y savia que los  recuerdos  eran importantes  para compararlos y orientar la vida, en los cambios  importantes, pero nunca quedar atrapados en  ellos, una cosa era soñar y otra caminar mirando adelante, aquí se remitía al dicho de “La vida debe de ser comprendida, mirando hacia atrás. Pero solo puede ser vivida mirando hacia delante.
        Por eso era consciente de que esta maravillosa caja también tiene un deterioro y le preocupaba  y mucho cuando esta caja con el paso del tiempo se va perdiendo en la bruma de nuestros recuerdos.   Empezamos por perder memoria, olvidar nombres, de personas capitales, teléfonos etc.
        Ella tiene un buen ejemplo, en la habitación contigua a la suya hay una anciana su nombre es Margarita y María le gusta visitarla y acompañarla algunos ratos.
        Es mas o menos de su edad ingresaron juntas el mismo día, solo que Margarita ya tenia algún despiste que otro, pero en poco tiempo, fue pasando a grandes olvidos como si se le escaparan los recuerdos y en su mente intermitente quisiera retenerlos  pero  por mas esfuerzos que hacia, era imposible, se esfuman de su mente, como el humo entre los dedos.
        Cuando ocurre esto, la mente se queda en blanco y  la caja se desajusta  y siguen funcionando nuestro cuerpo, nos movemos  como muñecos rotos igual que  marionetas, subimos y bajamos de las manos de aquellos que manejan nuestros hilos.
         En este proceso se encontraba Margarita y esto le preocupaba a  María ella la contempla y observa y no savia como comunicarse con ella.
         Por este motivo cuando llegaba la noche le bullían mil preguntas en su cerebro  dándole vueltas a sus pensamientos y dudas ¿Dónde estaban los pensamientos de Margarita? ¡Como podría comunicarse con ella¡ parecía  un centinela alerta en medio de sus desvelos. Procurando  encontrar respuestas a sus inquietudes, al mismo tiempo que tiene miedo de cerrar los ojos por si se escapan sus propios sueños.
        Para ella es muy importante incluso soñar despierta,  la imaginación, es su mejor amiga, con ella puede llegar a sitios increíbles, y no quiere perderla, como le ocurrió con la de su infancia, a esta no necesita quitarle el lazo para sacar recuerdos solo tiene que cerrar los ojos y pensar donde quiere ir.
        Al día siguiente después de una noche de pesadillas y miedos contenidos siguiendo la costumbre fue a visitar a Margarita.
        Se quedo pensativa ante la puerta… como se iba a comunicar con ella… como le podía explicar lo que sentía.
         Paso y se acerco a ella,  la tomo de  la mano y en ese momento algo maravilloso ocurrió ella la miro y sonrío, un escalofrío le recorrió el cuerpo; y en ese momento   comprendió que por muy perdida que estuviese su cabeza había una cosa que funcionaba, era el amor, este lenguaje lo entendía.
        La comunicación a través del amor, eso lo aclaraba todo, Margarita no era consciente se le había apagado la luz pero dentro de su oscuridad  lucia ese rayito de luz del amor vivido durante su vida, del cual solo quedaba una sonrisa y entonces comprendió que sus recuerdos no se podían perder mientras que alguien le diera un beso una caricia, con cualquier contacto sobre su piel ella siempre respondería con su sonrisa.
         El amor era la tabla  de salvación, es la lengua universal que todos entendemos. El amor era  el ceñidor de la amistad de los recuerdos  el amor es lo único que nos acompaña hasta el final. Ese don maravilloso y gratuito regalo de Dios.
        Aunque  era una situación dura, ante la sonrisa de Margarita se le aclararon las dudas y vio que las personas   somos más que un cuerpo y un cerebro, así aunque nuestros cuerpos se rompan, dentro de cada persona existe un alma, un pensamiento, un sueño de esperanza, que luce através del tiempo y si un día nuestros  cuerpos se apagan vuelven a lucir de nuevo y lucirán con todo esplendor en el cielo.
        Pues los sueños que nos alimentan al final, son vividos en el cielo,  sin engaños ni mentiras, guardados con esmero por Aquel que nos alentó en la vida y nos preparo el principio y final de nuestro sueño.
        Y para andar en este mundo como herramienta de trabajo nos hizo el regalo más bello, dotándonos de una mente prodigiosa.

LA ESENCIA DE LA VIDA

Dios nos transmite su amor con el aire que respiramos cada día

Vivir la esencia de la vida”. Escribir sobre esto es un tema que da para mucho, es profundo y complicado y no se si me siento capacitada para abordarlo en mi pequeño relato.
La vida se nos regala, y somos nosotros los que debemos elegir como vivirla, dentro de nuestro entorno y con nuestras limitaciones. Lo más inteligente sería  vivirla en su esencia, sería maravilloso y nos haría muy felices, pero entrar en estas conclusiones supondría entrar en un laberinto de  preguntas y conceptos múltiples, ya que la escala de valores y la manera de interpretar y ver la vida es distinta en cada persona y con el paso de los años cambia esta visión.
         Como el tema es  amplio, yo sólo pretendo dar unas pinceladas sencillas y amenas de nuestro vivir diario, fijándonos  en las prisas y en nuestras complicadas agendas. Partiendo de la certeza de que todos anhelamos “ser felices” en la vida y ser queridos y comprendidos. Los métodos que usemos para lograrlo serán  personales.
         Un día normal de nuestra vida empieza  entre las 6 y las 10 de la mañana hasta las 11 o las 2 de la noche  más o menos, dependiendo de cada persona. Y en ese intervalo de horas que nos marca el día, se nos brinda la oportunidad de disfrutar de la esencia de la vida.
         NOS LEVANTAMOS.
Como robots, nos arrastran las prisas: La hora del autobús; El colegio de los niños; El atasco en la carretera; Preparar la comida… ¡No nos damos un respiro!. Organizar la fiesta del colé; Preparar el equipo de gimnasia, El traje para la cena de la empresa etc., etc.
         Si nos paramos y observamos, la vida es como un viaje donde nosotros somos los pasajeros y en lugar de disfrutar del paisaje y del placer de viajar, nos dedicamos a preparar maletas y programar situaciones que no sabemos si se darán. Incluso programamos a nuestros niños y no les dejamos tiempo para que sean  ellos mismos.
         EN EL TRABAJO.
Lugar donde  pasamos la mayor parte del día,  suelen existir ambientes raros y de  intolerancia de unos con otros por mil razones, aunque el trabajo no sea el  deseado, la necesidad de llevar un dinero a casa no te deja elegir y por esto y por otros muchos motivos más, hacemos que no sea  siempre el lugar más agradable, lo que nos hace amargados, y cuando llegamos a casa sumamos estos problemas con los de la vida familiar y sólo se nos ocurre gritar y mandar: “...Hay que hacer esto..., tenéis que hacer lo otro...”; pero mientras no digamos: “yo hago....”, nada de lo programado saldrá delante. 
         HORA DE LA CENA.
Al terminar la jornada, tiempo de descanso, todavía seguimos con las prisas por llegar a casa y no sólo para descansar, pues hoy hay partido de fútbol y no nos lo podemos perder, la cena se hace informal, los pequeños a la cama; los más mocitos a catear; los adolescentes han quedado para pasarse apuntes y no vienen a cenar. La mamá con este descontrol a decidido no hacer cena y que cada cual que elija en el frigorífico lo que le parezca bien.
         EN FAMILIA.
Programar las cosas es una tarea difícil, casi siempre falla. Si se pide opinión y hay más de dos, nunca se llega a un acuerdo, si programas sin consultar corres el riesgo de que te tachen de  dictador…. Pero sin programa y sin buena voluntad por parte de todos, no saldrá nada bien. Pero todo esto no importa, porque seguimos programando. Esto es más o menos lo que hacemos en una jornada diaria que se repite con pocas variantes durante el resto de la semana.
         EL DOMINGO….
¡Es el día de descanso! ¿qué hacemos?,  ¿paramos o seguimos con nuestras prisas? Este día hay que volver a programar y preparar para irnos en familia, si se puede, o parte de ella a descansar al campo, pero no nos vamos con un bocadillo sin más, los  preparativos nos superan, los maleteros nos vienen chicos, esto si no vamos  a hacer ningún deporte, porque sino: los patines, los esquíes, los equipos  de fútbol la ropa apropiada, la otra para cambiarse. Los preparativos nos abruman.
         Cuando llegamos al lugar programado, si es que la circulación no nos lo impide, ya se llega cansado y de mal humor, nuestro programa empieza a fallar, y  ese mal humor y el cansancio hace que el día de descanso termine culpándonos los unos con los otros.
         NUESTROS  JOVENES…..
Nos quejamos de nuestros jóvenes. Ellos no tienen la culpa de  que no les hayan enseñado el valor de las cosas. La vida fue dura para nosotros y esto nos hizo  responsables,  pero nosotros no hemos sabido trasmitírselo, y   nos limitamos a ahorrarles el menor esfuerzo.
         Ellos a su manera, cansados de nuestras programaciones nada convincentes, han decidido no programar, escapar a su antojo, pasárselo bien, divertirse a unas horas que no les puedan vigilar, en el caso de los hermanos, cada uno va por su sitio, si se les pregunta ¿sabes donde está tu hermano?, surge aquella pregunta  de la Biblia: “¿acaso soy yo guardián de mi hermano?”. Abusando del confort de sus padres, siguen su marcha  y pobres de los que no tienen recursos, estos tiran por otros derroteros.
         LOS MAYORES.
La vida moderna y la jubilación también les ha enseñado algo: ¡hay que divertirse! y  a esta edad todavía se dejan programar. Se han echado la manta a la cabeza y eluden responsabilidades, aunque no todos, algunos hacen una labor muy buena con sus nietos, pero la mayoría se limitan a criticar y a desentenderse de algo muy importante, de comunicar la sabiduría de la vejez a su familia.
         Como la pescadilla que se muerde la cola, nos echamos las culpas los unos a los otros y seguimos con nuestras prisas, buscando disculpas por nuestra manera de actuar y nos eludimos….
         El progreso no se puede parar.
         La vida nos arrastra y nos exige mucho.
         Los tiempos son otros, los valores cambian etc..,
No nos engañemos nosotros mismos y parémonos a pensar. Es cierto que el germen de la vida nos empuja y nos impulsa al progreso y hacia el cambio, pues la vida es movimiento y la quietud es muerte y lo mismo que en el progreso y en la vida. El hombre está llamado a intentar y a reintentar, pero estas fuerzas deben ser controladas; este impulso vital debe ser dirigido por el ser humano, cada persona es el dirigente de su propia vida y sólo él es dueño de dirigir su propia nave.
         No son las instituciones quienes cambian al mundo, sino el comportamiento de las personas. Para ello tenemos que detenernos a preguntarnos ¿qué queremos y a donde queremos llegar?, pues mientras estemos en este mundo no vale escurrir el bulto, somos responsables de más de lo que creemos, de la naturaleza; de nuestro entorno; del hambre del mundo; de nuestros gobernantes; de la enseñanza en las escuelas etc. etc.   Todos somos  responsables  de todos, y cada uno debe responder por si mismo.

RESPIRAR ES VIVIR....

Visto lo visto, a mi se me ocurre algo muy sencillo: “taparnos la nariz, y ver cuanto aguantamos”.
         Sin aire no podemos respirar y sin respirar no podemos vivir. Con esto yo he llegado a la conclusión que de ahí emana la esencia de la vida. El aire dentro de nuestros pulmones es el que hace latir nuestro corazón, que funcionen todos nuestros órganos vitales, es el que nos acompaña hasta el final. Nuestra inteligencia y nuestros sentidos son los faros que alumbran  nuestros pasos en la vida, y nuestros actos son los que nos hacen crecer como personas libres a una mayor responsabilidad.
         Cuando era pequeña, me enseñaron que somos de barro, que Dios con su aliento infundió  la vida  y su amor al primer hombre, el padre de la humanidad, Adán. Le dotó de  los cinco sentidos y le dio una inteligencia para poder vivir y defenderse en la creación.
         Desde el nacimiento, todos aspiramos a la felicidad y tenemos la necesidad de amar y ser amados y comprendidos unos por otros, pero en lugar de relacionarnos civilizadamente,  nos aislamos y apartamos a Dios  de nuestras vidas. Es aquí donde empieza el drama del hombre que en vez de hermanos ve enemigos y se cree mejor y  más listo que el otro. Los enfados y las envidias nos separan y nos enfrentan, el hombre   quiere ser como Dios,  sin pensar que su naturaleza es de barro, y  su prepotencia le lleva a decir:  “Yo no tengo nada que ver con mi hermano” y  des nuevo, una vez más, la Historia se repite.
         LA INFELICIDAD del hombre consiste en no saber valorar el hecho de que “EL HOMBRE ES RICO  CON  SÓLO VIVIR Y RESPIRAR”. Pensemos en esto  y hagamos un alto en el camino, respiremos hondo y vivamos nuestra vida de dentro hacia fuera y no al revés. Tenemos espacios abiertos para respirar, contamos con los elementos de la naturaleza, disfrutemos  de ellos:  Sol, Agua, Tierra, y Aire... ¡Para qué queremos  más!.

LIBERÉMONOS DE NUESTRAS PRISAS, RESPETEMOS Y CUIDEMOS NUESTRO MUNDO; NUESTRO ENTORNO Y A NUESTRA GENTE, PUES SON COMPAÑEROS DE CAMINO. Y DISFRUTEMOS DE LA VIDA. HEMOS VENIDO A SER FELICES. TRATEMOS DE SERLO  ¡QUE EL VIAJE ES CORTO.!

Si esto te ha hecho pensar, me alegro por ti.
Si te hace parar y mirar, he conseguido mi fin.
Si te aburre y no te sirve de nada, me alegro por mi,
Porque mientras escribía: pensaba, recordaba, vivía y sonreía
Y en estos momentos me he sentido feliz..

domingo, 10 de julio de 2011

NOTICIAS QUE NO APRECEN EN PRENSA


“Año Europeo del Envejecimiento Activo
y de la Solidaridad Intergeneracional”
Casa de Piedra Parroquial
28 de abril de 2012
17:00 – 20:00 h

Se les ve llegar a  la dirección indicada, donde se celebrará, esa tarde, un encuentro o mesa redonda. Acuden unas 15 personas, casi todas mayores, y algunas de mediana edad. Sin importarles la lluvia, acuden todas ellas puntuales, dando la espalda a los comentarios:  “¿a dónde van estas, con la que está cayendo?…”
Se reúnen para compartir experiencias, apoyarse unas a otras y tratar de conseguir herramientas nuevas, con las que poder llegar, a través del diálogo, a los más jóvenes. Quieren  envejecer creciendo, y para ello deben aprender  y familiarizarse con nuevos lenguajes y nuevos instrumentos: INTERNET, FACEBOOK, MESSENGER, E-MAIL, MOVIL …. Aunque no sepan pronunciar estas palabrejas deben conocerlas  y romper barreras, si quieren estar a la altura de sus nietos, para que los lazos no se rompan.
            Un día aprendieron a bailar, pero sin olvidar guerras, sufrimientos, años de escasez, trabajo no recompensado…
            De lo que si están convencidas, es, que para vivir en este mundo y salvar situaciones difíciles; hay que hacerlo todos juntos en un diálogo de respeto y amor. Porque no hay buenos ni malos, ni blancos ni negros, somos todos iguales, hijos de un mismo destino. Todos al nacer comenzamos a navegar en el mismo barco de la vida, haciendo distintos recorridos, pero llegando al mismo puerto, la muerte. Los mares que surcamos están llenos de infinidad de peligros, que no se salvan con la protesta y el enojo sino con dialogo, compromiso y respeto.
            El que siembra recoge, y la simiente siempre da  fruto
PERSONAS QUE SE CONOCIERON EN LOS  SCOUTS
“Hace 30 años que no se veían y
por medio de un e-mail, decidieron reunirse en una cena”

A la hora indicada se les ve llegar, son tantos que no pasan inadvertidos, y algunos curiosos se preguntan ¿que celebrarán estos?.
¿Sus motivos?: el comunicarse, el renovar su amistad, recordar momentos y vivencias del pasado que les dan  fuerza, y renuevan sus lazos de amistad y compañerismo. Ellos no lo cuentan al final de la cena: 

  GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS
A todos por haber hecho que la noche del 5 de mayo de 2012 se haya convertido en una noche mágica  y maravillosa  GRACIAS sobe todo aquellos que tuvieron que desplazarse desde fuera de Madrid (Canarias .Castellón, Huelva,  Sevilla, Gijón. Valencia. Alicante, Zaragoza, Soria, Toledo...) Teniendo que buscar sitio para alojarse en hoteles en casas ajenas e incluso coger el avión de vuelta sin dormir para deleitarnos con su compañía, GRACIAS a todos aquellos que pese a no poder venir, estuvieron junto a nosotros. GRACJAS A todos aquellos que por su lejanía, indecisión, pereza o trabajo, les impidieron venir, pero que manifestaron sus deseos de estar junto a nosotros. GRACIAS, Aquellos que la vida trunco su camino y que a buen seguro hubiesen querido estar aquí y que a pesar de ello estuvieron presentes en nuestros recuerdos   
            Las amistades están hechas a trocitos. Trocitos de tiempo que vivimos con cada persona. No importa la cantidad, sino la calidad de tiempo que pasamos con el amigo. Algunos necesitan días, y otros solamente cinco minutos.
            Hay amistades hechas de risas o dolores compartidos. Otras de horas de escuela, otras de juegos de juventud, salidas, cines, o diversiones; otras de un momento clave vivido en coincidencia  y luego están aquellos que nacen sin saber por qué....
           
CUANDO UNO SE MUEVE EL MUNDO ENTERO  SE MUEVE Y YA NO EXISTEN  BARERAS “ES” EL AMOR QUE NOS ABRAZA Y EL MUNDO ENTERO SE ABRAZA.     
10 -5- 2012   MERCEDES